NOTA IMPORTANTE: Antes de que empieces a leer, ten en cuenta que esto NO ES UNA RESEÑA. Aquí relato de-ta-lla-da-men-te mi experiencia en el concierto de Paul McCartney que tuvo lugar la noche del 27 de mayo.
¡¡ESTÁ LARGO!!
Llegamos..., temprano. No tan temprano como con
Iron Maiden, no tan tarde como con
AC/DC; temprano tipo
Radiohead. Estacionamos el auto afuera de Metro Velódromo y de ahí tuvimos que ir hasta la otra punta del mundo (?) en busca del cajero perdido -del que, aparentemente, nadie sabía su ubicación exacta-. Cajero, gente, puestos con playeras mil, puente peatonal, boletos y entramos.
Mi hermana estrenaba playera mientras yo moría de sed. Se bebieron un par de cervezas en lo que buscábamos un buen lugar en la cancha (general B), eran cerca de las 18 horas cuando ya habíamos recorrido media estancia para elegir el primer cachito al que habíamos llegado. Nos sentamos y compramos mini pizzas. Familias enteras llegaban minuto a minuto: niños muy pequeñitos con playeras enormes y padres y madres con sonrisas ilusionadas y chispeantes; varios señores llegaban solos o acompañados de sus hijos adolescentes y poco a poco se aglomeraban ocupando lugares privilegiados.
Durante el atardecer, una nube súper densa se encontraba sobre nosotros y se sentían algunas gotas que gradualmente se hacían más grandes y frecuentes. "Estaría chido que lloviera", dijo un amigo de mi hermana que la encontró por casualidad en uno de los puestos de playeras, "yo vengo con mi papá y mi hermano. Estamos ahí, adelantito." Sí, la idea de que lloviera no me parecía mala, pero prefería que no fuera así... Ya de noche, la llovizna seguía. 8:45, "ya faltan sólo 15 minutos" se escuchaba en murmullitos.
En lo que empezaba, yo le preguntaba a mi papá cómo podría describir su emoción, él siempre se ha caracterizado por un lenguaje bastante extenso, el cual se le olvidó al momento de hacerle mis preguntas. Había muy buena vibra en el ambiente. Un gran número de personas ya con sus "capitas" para la lluvia tanto en las gradas como en la pista... ¡La pista ya estaba llena! Fue cosa de 10 minutos para que, al 5 para las 9:00pm empezara una secuencia de imágenes en las pantallas gigantes que acompañaban al escenario, cada una a un costado de éste. La audiencia se emocionó, las sonrisas resaltaban en la obscuridad; el brillo en los ojos, parte por el reflejo de la iluminación, se ponía cada vez más intenso. Dejaba de llover y mi papá se dirigía a la fila para comprar más bebida. Lo detuve. Prefería que me tocara la apertura en la fila que a él... ¡Y así fue!
Esperaba mi turno con impaciencia cuando empezaba a escucharse
Venus And Mars/Rock Show. Mi papá lo describe con emoción: "Las luces se apagaron. Tú escuchaste los gritos, toda la emoción. Fue cuando el escenario se iluminó sorprendiendo. ¡Y los músicos ya estaban ahí!". Yo pagando mis bebidas tuve que esperar un par de minutos más, pues la gentesita de la venta no tenía cambio (como es costumbre...), justo llegué a mi lugar para cuando continuaba Paul con
Jet, que fue coreada con energía, con pasión, ¡con muy buena onda!
Mi sorpresa empezaba con
All My Loving, que, para presentarla, McCartney nos saludaba con un muy animado "¡Hola, chilangos!". Bailé movida por una energía que vino de no-sé-dónde, al tiempo de que me llenaba de una desenfrenada felicidad. Le seguía Letting Go. Paul, durante todo el concierto, mantenía gran contacto con el público. Una de las audiencias más unidas de las que he sido parte, sino es que la más unida de todas.
Got To Get You Into My Life coreada con emoción por mi papá, bailada con inusual soltura por mi hermana. Yo aprovechaba para elevarme un poco sobre los dedos de mis pies para alcanzar a ver a los músicos a la distancia sobre el escenario... ¡los vi, LOS VI!, a pesar de no llevar mis lentes puestos en ese momento. La luna era llena, estaba hermosa. A penas empezaba a asomarse entre las nubes que viajaban a otro lugar para dejarnos despejado el cielo. Empezaba Highway igualmente coreada, bailada, saboreada. El tecladista tocaba la armónica de una manera muy poderosa mientras la potente voz del hombre de camisa blanca con tirantes color rojo nos lideraba a los que coreábamos al tiempo que tocaba su tan preciado "bajo-violín" Höfner. Siguiendo con la sabrosura de la canción anterior, Let Me Roll It / Foxy Lady y fue el momento en el que noté el extraordinario talento del baterista Abe Laboriel Jr., un carismático personaje.
Paul subía adonde había un muy bonito piano. Se sentó.
The Long and Winding Road, seguida de Nineteen Hundred And Eighty Five. A continuación, Let 'Em In, la cual fue particularmente especial. Caí en la cuenta del por qué la importancia del encendedor... ¡Fue todo un espectáculo! No me imagino cómo se habrá visto desde las gradas/butacas... Los que teníamos un encendedor, con una coordinación excepcional, lanzábamos chispazos con el brazo extendido al aire al ritmo de la canción (si tienes oportunidad de verlo en YouTube, ¡desde ese ángulo se ve fantástico!), mientras el resto aplaudía; todos coreando, la batería poderosísima y los silbidos al unísono. Rematando con una improvisación: "Shine a light in Mexico!" ¡al puro estilo blusero!
"
Esta canción la escribí pensando en Linda. Pero, esta noche, es para todos los enamorados." fue con lo que presentó McCartney la siguiente canción,
My Love. Le sigue I'm Looking Through You; "¡Muchas gracias!", decía Sir Paul, y animando al público siguió Two Of Us y para Blackbird hizo una pequeña introducción que hizo alusión a Bach. "Esta canción la hice pensando en mi amigo John" decía el ex Beatle anunciando Here Today, un momento (uno de tantos) bastante emotivo. Dance Tonight nos hizo aplaudir, al menos, a los 100 a mi alrededor y a los que alcanzaba a ver adelante mientras en la pantalla que acompañaba a la parte del fondo del escenario se alcanzaban a ver imágenes cambiando casi al ritmo de la música. "Ho! He, Ho!" Sí: Mrs. Vandebilt donde, por unos momentos se alcanzó a ver en las pantallas a fanáticos con cartulinas (3 de ellos; 1 cartulina cada uno) con las sílabas "HO", "HE", "HO". Mi hermana y yo saltábamos y aplaudíamos sin vergüenza alguna, sin importar que nos pisáramos la una a la otra (jejeje).
Después, todo el Foro Sol se unió en una sola voz para entonar
Eleanor Rigby, siguiendo con Something, presentada "en memoria de mi amigo George", decía el músico mientras se acomodaba su ukulele y durante toda la canción se veían, en la pantalla del fondo, imágenes de Paul y George así como de George nada más. Las palmas no cesaron como compañía de la canción y los coros, al igual que en la pieza anterior, fueron una sola voz (con gritos mil). Momento emotivo, muy emotivo... Y Sing the Changes hizo saltar a mi hermana durante algunos segundos al ritmo de la música, mi padre emocionado y el baterista coreando "Woo-oh-woo-oh!". Pasando así a Band on the Run, donde, para presentarla, Paul McCartney nos recordó que la luna estaba llena esa noche y juntos le aullamos como lobos en la noche (?) -ok, no, pero fue divertido-; en las pantallas fueron enfocados unos fanáticos con una manta en la que se podía leer "FAN ON THE RUN".
Las sorpresas seguían (y vaya que las hubieron...). Paul presentaba
Ob-La-Di, Ob-La-Da, que no había sido reproducida en vivo desde 2009 (en Alemania, primera vez en vivo). Se brincó, se aplaudió, se cantó y se vivió la emoción. "¿Tú te la esperabas? Yo no, jeje" le dije a mi papá al terminar la pieza. Empezó Back in the U.S.S.R. y no lo pensé dos veces. Le llamé a mi amigo David porque sé que le gusta..., pero, según él, que no se escuchaba bien... (mugre tú ¬¬). Compré más bebida para refrescar la garganta mientras se escuchaba I've Got a Feeling, ¡MUY COREADA!, seguida de otra aún más coreada. Ésta es especial. Paul McCartney recitó su súper poema "Tres conejos, en un árbol, tocando el tambor. Que sí, que no. ¡Lo he visto yo!", "Tres conejos en un árbol...", así fue como empezó Paperback Writer.
Uno de los mejores, MEJORES, momentos del concierto fue
A Day in the Life / Give Peace A Chance, ésta última aún vigente para nuestros días, recordando a Lennon; canción a la que no le hizo falta una introducción. "All we are saying is give piece a chance", cantábamos mientras las lágrimas salían de los ojos de más de uno (inclúyome). Y llegó la hora de clásicos. Paul de nuevo al piano y empieza Let It Be seguida de Live and Let Die, donde me emocioné, grité, brinqué, canté, volvía a gritar, chiflaba y fui impresionada por unos excelentes fuegos artificiales que salían de la parte superior del escenario... ¡DORADOS!
Y el clásico que todos esperábamos marcaba el final antes de los encores:
Hey Jude, donde la audiencia unida e iluminada se veía a través de la pantalla del fondo que tanto menciono. Aquí mismo, al igual que con "Back In The U.S.S.R.", le llamé a Rebecuchis, como lo había prometido por sms minutos antes de que empezara el concierto mientras la lluvia me mojaba. Al final, los músicos agradecían al público con reverencias mientras nosotros aplaudíamos sonriendo, gritando, alzando las manos.
Las luces en el escenario se apagaron y nosotros continuábamos aplaudiendo.
Ya tenía ganas de ir al baño. Iba en camino, corriendo, cuando empezaba el primer encore. ¡Tuve que regresar a mi lugar!
Encore I:
Seguiamos con clásicos. Paul McCartney y compañía regresaron tocando
Day Tripper, con foquitos que prendían y apagaban con colores calientes amarillos y rojos junto con el resto de la iluminación del escenario. La siguiente fue Lady Madonna, con McCartney al piano (obvio), momento que impresionó a más de uno, ¡y con razón, pedazo de pieza! Para la siguiente canción, Sir Paul mencionaba que subiría alguien al escenario para bailarla. Se vio que una chica iba caminando acompañada de unos sujetos de seguridad. "I don't know who she is, YOU don't know who she is... She's from Mexico City!" decía en lo que, supongo yo, la chica (ni tan chica) subía al escenario... "20 minutes later... Is she alright?" continuaba McCartney mientras veía su reloj, haciendo tiempo en lo que llegaba aquella mujer tan afortunada... Finalmente decidió empezar y que ella se incorporara después... ¡Así empezó Get Back! Los músicos hicieron reverencia al público nuevamente y el escenario se apagó de nuevo.
No. Ya no me moví de mi lugar esta vez.
Encore 2:
McCartney regresó al escenario agradeciendo y colocándose la guitarra acústica para empezar con
Yesterday. ¡¡GRITOS, MUCHOS GRITOS!! Todos coreando, yo llorando ya, cantando; pesando "Si yo fuera hombre y él fuera mujer, ya se la habría cantado yo misma". Las luces de los encendedores se veían alrededor. Todo muy bonito, muy bonito...
Lo siguiente fue soñado... ¡Y REALIZADO!
"You wanna keep rocking?!" Preguntaba animado Paul a lo que respondimos que sí (o que "yeah!") "Ok. If you wanna keep rocking, we're gonna keep rocking FOR YOU!". Y así empezaron los primeros acordes que dibujaron enseguida una gran sonrisa en mi cara; grité, grité como nunca he gritado; brinqué tanto..., como si mis pies tuvieran en ese momento resortes. ¡Canté gritando y grité cantando! Mis manos en alto. ¡¡Moví más la mata que en cualquier concierto al que he asistido!! Sí, estás en lo correcto. Un milagro para muchos de nosotros, una canción inesperada, una canción donde Paul McCaartney saca la casta... Y la razón por la que me encuentro afónica en estos momentos... ¡¡¡¡¡Helter Skelter!!!!!
Por último, y en contra de todos nosotros, Paul McCartney presentaba a "
banda fantástica, no. Mi fantástica banda" y agradeció a los asistentes empezando así el
reprise Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band donde Paul tocaba la guitarra, siguiendo con el popurrí famoso con la batería de Carry That Weight junto con su solo de guitarra, que se lo aventaron con tres guitarras... ¡TODA UNA FIESTA!, anunciando así The End.
"¡Adiós, chilangos!"